Se acuerdan de "todo el mundo" y para todos tienen una palabra de aliento y estímulo. Sólo se quedaron con los buenos recuerdos porque ellas, sobre todo, ven el lado bueno de las personas.

Francisca Francia González, Francisca Toledano Martínez y Francisca Santisteban Baldán. Rezan por nosotros cada día, también por nuestras familia, ¡se acordaban, perfectamente, de ellas!

¡Es bonito llegar a estas edades con el placer y la paz que da el saberse con el deber cumplido! Sentadas en unos silloncitos nos mostraban su sencillez, su acogida; nos preguntaban y con atención escuchaban nuestras respuestas.

Sus vidas están llenas de sentido, ahí no hay amarguras ni taras, sólo una madurez íntegra y satisfecha que interroga a todo el que está con ellas. Son un ejemplo de vida consagrada, en ella, está claro, que han encontrado la plenitud.

¡Qué Dios les respete su frágil salud!, para que su ejemplo siga transformado el corazón de todo el que pasa un rato con ellas.

Gracias hermanas, ¡qué Dios os bendiga!